Como estrategia el mantener un “bajo perfil” les está brindando réditos a estos partidos políticos, ya que no se exponen públicamente y por ello no absorben ni buenas ni malas opiniones. La neutralidad en la opinión pública es una excelente ganancia estratégica.
Evitan atraer la atención hacia ellos. Por eso utilizan a ciudadanos “comunes y corrientes” para desde la oscuridad, atacar y cuestionar a partidos políticos que ellos consideren objetivos útiles, y como norma general quienes se prestan para este papel, una vez que se les cuestiona sobre su orientación ideológica o partidaria, se autodenominan “apolíticos” o gente que no tiene un partido político definido en ese momento pero que “están evaluando las opciones…”.
Es interesante el fenómeno desde la perspectiva socio – cultural. Hoy en día no sólo los medios de comunicación tradicionales como la radio o la televisión, sino los ubicados en las distintas redes sociales, nos inundan con información del acontecer nacional. Pero estos partidos políticos mantienen su distancia y guardan silencio sobre cualquier tema. Su ausencia brilla pero extrañamente pasa inadvertida. Los medios no se lo cuestionan y por tanto la gente no se da por enterada. Cuando llegan las elecciones muchos no dudan en verlos como «salvadores» de la patria.
Precisamente su “bajo perfil” les permite trabajar de forma subterránea. Al no estar expuestos a los medios tampoco lo estarán a la crítica. Cuando surgen para una campaña política, lo hacen con gran poder económico. Y es en ese momento cuando los demás partidos políticos se dan por sorprendidos. No han logrado descifrar que estos partidos cabildean por tres años en silencio para obtener recursos económicos que provienen de grupos de poder interesados en mantener el estilo actual de nuestro país con opciones supuestamente “frescas” pero que en el fondo son piezas de ajedrez para su beneficio.
Pero, ¿Qué sucede cuando se acercan las elecciones nacionales? Pues que de la oscuridad emergen como defensores de la sociedad en momentos puntuales y específicos. Presentan sus “grandes propuestas” y se dibujan a sí mismos como baluartes de toda verdad y honestidad. Pero son los mismos que por tres años han desaparecido sin mostrar ningún interés en participar u opinar sobre circunstancias que afectan al país y a todos los costarricenses.
Denominadores Comunes que permite identificarlos
- Tienen lo que llamamos un “liderazgo vertical” bien identificado en una persona en particular, quien generalmente el fundador o uno de los fundadores. Esa persona aparecerá sola cuando se exponga a los medios. Deliberadamente minimizan el papel de otros colocándoles como simples colaboradores desinteresados y en la penumbra y éstos fieles a la estrategia, no levantan la mano ni para ir al baño. Básicamente el partido se define como el “Partido de Fulanito o Fulanita de Tal”
- Tienen una supuesta “ideología” de centro. Posición acomodada y de buena ganancia mercantilista en este momento. Saben muy bien que nuestra sociedad ha sido bombardeada y condicionada por varios años para lograr la polarización y han creado el suficiente “caldo de cultivo” para hacer florecer opciones que no se identifiquen con propuestas de izquierda o de derecha. El “centro” vende más y por tanto esa será su bandera aunque en el fondo, todas sus propuestas tengan una clara orientación dogmática e ideológica. En otras palabras, mantienen fachadas de centro para ocultar su verdadera ideología. Sus propuestas son básicamente las mismas de los partidos tradicionales, salvo por el maquillaje que las hace parecer un tanto “diferentes”.
- Tienen grandes recursos económicos que sorprenden a todos, pero no son explicados de forma adecuada. Y nos referimos a aquellos recursos que obtienen durante el lobby que el Tribunal Supremo de Elecciones no regula. Los recursos que no son reembolsables. Cuando se les pregunta sobre el tema señalan que son “recursos de la gente… de miles que están aportando para que el partido pueda sostenerse”, pero esos “miles” siempre se convierten en un “colaborador anónimo”.
Sinceramente nos preguntamos si estas opciones son realmente confiables para dirigir todo un país. Nos preguntamos si el guardar silencio en temas trascendentales como la pobreza, la corrupción estatal y privada, la política internacional, la deuda interna y externa, el gasto público, el déficit fiscal y las reformas que hoy se proponen para paliarla, es práctica aceptable para quienes llegan a pedir nuestro voto cada cuatro años.
El día que estos partidos políticos salgan de la penumbra y se expongan tal cual son al escrutinio del país con honestidad y transparencia, se podrán ganar el respeto de todos. Mientras tanto, sólo los veremos como grupos que aprovechan el malestar nacional para posicionarse electoralmente con intereses poco claros y con caminos todavía más oscuros.
Analice de manera personal y cuestione si usted mismo ha caído en esta estrategia de marketing política sin darse cuenta. Evite ser uno más de la masa que no cuestiona nada.
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