Como medio Costa Rica, anoche estuve atento al espectáculo que se dió en El Zapote.
Me quedan claras varias cosas.
La probidad y buenhomía del presidente Solís no está en discusión. Él es una persona tan bien intencionada como inexperta, débil e ingenua. Su círculo íntimo deja mucho que desear.
Hizo bien el gobierno al intentar meter en cintura los abusos de las cementeras. Buena intención. Solo que ampliar la oferta no es la solución, seguimos quedando a merced de los empresarios y comerciantes. Sin fijación de precios y su control, pasa lo que pasa con las medicinas. Seguirá el cemento engordando bolsillos de vivos.
Los manejos de los créditos bancarios indignan. Las cajas de los bancos del Estado estan abiertas de par en par para aquellos que tengan palancas. Las directivas bancarias y las gerencias estan fuera de control. El gobierno nombra y cruza los dedos. El presidente se lava las manos y deja en manos de burócratas adocenados lo que deben ser resueltas acciones políticas. No tiene ningun control, no se atreve a tenerlo.
Con excepción hecha de los diputados, Patricia Mora, del Frente Amplio, que hizo un sincero y encendido reclamo, de Ottón Solís que, en su línea ya sabida de hostigar, mantuvo la compostura, y los diputados de la bancada del PAC que tiraban salvavidas, el resto dieron un muestra cabal de lo baja y rastrera que es la política nacional. Brillando en eso los del PLN a quienes parece importarle poco el asunto del cemento y las tropelías de la banca, dedicados a demostrar que Luis Guillermo es parte de una banda siniestra de amiguismo y compadrazgos. Nadie mejor que ellos para hablar con propiedad y conocimiento pleno de eso.
La denuncia de una bien orquestada campaña de desprestigio, es plenamente válida. El gobierno la sufre no hay duda, y sus incongruencias y torpezas colaboran. La cercanía de un proceso electoral tan lleno de vacíos e interrogantes hará que esa campaña arrecie. Ponerse a la defensiva y justificarlo todo no va a ayudar.
No hubo mucho más que agregar.
Sergio Erick Ardón
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