Autor: Oscar Saborío A.
En mi lejana infancia los políticos se disputaban la Presidencia, solo con un objetivo y este era nada más ni nada menos, que gobernar mejor que su contendiente, algunos yo los viví, otros me los contaba mi abuela, que desde su cocina de leña, estaba al tanto del diario acontecer en Costa Rica.
Para no tocar personajes que todavía tienen sus seguidores, solo me referiré a cuatro de ellos, a don Alfredo González Flores, creador del impuesto sobre la renta y que la oligarquía convenció a los hermanos Tinoco, de dar un golpe de estado e instauraron una dictadura, la que pasada volvimos a tener buenos gobernantes, como don Ricardo Jiménez Oreamuno, don Cleto González Víquez o don Julio Acosta García.
Solo para entender cómo actuaban esos señores, de apegados a la Ley y el cumplimiento de sus deberes, contare una historia de las que me contó mi abuela.
Don Cleto era el Presidente en 1922 y había ganado las elecciones su adversario don Ricardo Jiménez, por lo que un primo hermano de mi abuela Manuel Castro Quesada, -mi abuela era Gallegos Quesada- tomo el Cuartel Bella Vista, hoy Museo Nacional como golpe de Estado, don Cleto tenía Ministro de Guerra pero Ejército no había, don Manuel Castro Quesada estimo mal a don Cleto, al suponer que lo dejaría dar el golpe dado que eran su contendiente, pero don Cleto le ordenó a mi padre Manuel Saborío Borbón, Director de Policía parar el golpe de Estado. Había un cañón y desde el Cerrito, hoy parte de Barrio Lujan, tenían medida la distancia y el rumbo por lo que mi padre se fue al Cerrito y cañoneó el Bella Vista y ordeno seguirlo cañoneando y se fue a la Estación del Ferrocarril al Pacífico, donde estaba la policía esperándolo y se los llevó a tirotear al Bellavista, que al rato se rindieron, eso le permitió a don Cleto entregarle el poder a su adversario.
Lo anterior es para que los costarricenses, puedan entender mi sueño, que es ser gobernados como en tiempos pasados.
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