En todos los medios se nos presentan las elecciones de los EE.UU con dos aspirantes: Donald Trump del Partido Republicano y Hillary Clinton del Partido Demócrata. Sin embargo, cabe preguntarse si en la «primer democracia del mundo» sólo existen estas dos opciones para las próximas elecciones, o hay otros candidatos que son invisibilizados por el mismo sistema, por los medios y por los sectores que tiran de las cuerdas desde las sombras, en este proceso electoral.
Desde el año 1853, este país ha tenido un presidente o Republicano o Demócrata, salvo una excepción en el año de 1912, donde Theodore Roosevelt quien se presentó por el Partido Progresista y ganó la elección de aquellos años.
¿Por qué son visibles sólo dos partidos políticos?
El sistema político de Estados Unidos está ideado de forma que sobreviva el sistema bipartidista. Dicho en pocas palabras, en la gran mayoría de estados del país, el candidato que se lleva la mayoría de votos en un estado gana el estado entero. Es por ello que los votantes estadounidenses apuestan sobre seguro y van con los dos candidatos que saben que pueden tener representación. De hecho, el tiempo ha demostrado que un partido con un 15 o un 20% de votos cosechados a lo largo de todo el país se puede quedar sin ningún tipo de representación en el Senado o en el Congreso.
Para estos partidos minoritarios es muy difícil tener algo de influencia política. Además de las dificultades para tener representación, hay que tener en cuenta lo costoso que es para uno de estos candidatos presentarse en cada uno de los estados del país por partidos que se financian básicamente por donaciones. Una campaña estadounidense es muy cara y casi únicamente los dos grandes partidos pueden permitírselo.
¿Cuáles otras opciones tiene el votante estadounidense?
Hay muchas pero no todos tienen la representación de los demócratas y los republicanos, y ninguno se presenta en todos los estados del país. Podemos encontrarnos al Partido Socialista de EEUU que aspira a un máximo de 16 escaños (del total de 535 del Congreso) (Extrema izquierda), al Partido Delta con 21, al Partido de América (nacionalista) con 84 o el Partido de la Constitución (ultra nacionalista) con 150, que se define como un partido altamente conservador de extrema derecha que busca transformar Estados Unidos en un país basado en fundamentos bíblicos.
Por otra parte, hay dos ‘grandes partidos’ entre los denominados minoritarios. Son el Partido Libertario (Derecha libertaria) y el Partido Verde El Partido Libertario se fundó en 1971 y sus políticas se caracterizan por la implantación del sistema de Seguridad Social, el apoyo al matrimonio igualitario y a la tenencia de armas para uso personal, la eliminación de la prohibición sobre drogas ilegales o la bajada de impuestos. Representados por el color dorado y el logo de una antorcha y un águila, tienen a Gary Johnson como líder, un ex republicano que consiguió doblar los votos obtenidos por la formación en las pasadas elecciones de 2012, llegando a los 1,2 millones de votos en todo el país. Tiene acceso a 384 escaños y algunas encuestas les dan hasta un 10% de intención de voto en las próximas elecciones.
El Partido Verde está representado por Jill Stein, una doctora que, como ocurre en el Partido Libertario, ya fue la candidata de la formación ecologista en 2012. Con acceso a 350 asientos, este partido de reciente creación (nació en 1991) aboga por la no violencia, democracia participativa y leyes de derechos LGTB e igualdad de géneros en la vida pública. El partido cuenta con representación en algunos ayuntamientos y, aunque cosechan alrededor del 0,4% de votos, en el año 2000 obtuvieron casi 3 millones de votos. La postulación de esta dama, echa por tierra la afirmación que Hillary Clinton es la primer candidata femenina a la Casa Blanca.
¿Por qué el estadounidense vota por uno de los dos grandes partidos?
Para cualquier persona políticamente activa en Estados Unidos votar en las elecciones puede ser un acto bastante difícil. Debido al sistema implantado, muchos electores deben decidir si quieren seguir sus convicciones políticas o votar por un candidato que se acerque a su posición ideológica y que además sepa, con seguridad, que va a contar con representación en el Congreso o en el Senado. Es por ello que votar al ‘mal menor’ es decisivo en algunos casos. En 2016 más que nunca.
Hoy es la paradoja que vive el estadounidense es votar por uno de los dos y escoger el que según su criterio, será el menos malo o mala.
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